Exactamente 5 años después de haberlo hecho por primera vez, la Cancillería uruguaya se apresta a presentar a sus socios del Mercosur su propuesta para flexibilizar la decisión 32/00, que impide la negociación bilateral de acuerdos de libre comercio.
La flexibilización de la agenda de negociación exterior del bloque regional es una de las prioridades del actual gobierno, según declaró el presidente Luis Lacalle Pou después de su reunión con el mandatario brasileño Jair Bolsonaro, dos semanas atrás, y ayer miércoles con el paraguayo Mario Abdo.
Lacalle Pou confía en que la “diplomacia presidencial” que desarrolle tenga el efecto buscado y se flexibilice el bloque. Ese también fue un objetivo de sus antecesores. De hecho, el documento que prevé presentar Uruguay a sus socios es igual al que planteó en 2016 el entonces canciller Rodolfo Nin Novoa en una cumbre del Mercosur, según constató Búsqueda.
El documento, compartido con las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas la semana pasada, es un borrador de resolución del Consejo de Mercado Común. El texto establece un mecanismo que reemplace la decisión 32/00 y permita a un país recibir la autorización para avanzar de manera independiente en una negociación comercial.
La idea de Uruguay, de aprobarse, haría que el país interesado en negociar de manera bilateral deba informar antes a los otros miembros del Mercosur y mantenerlos al tanto del avance de las negociaciones. Otro punto de la propuesta incluye la derogación de la 32/00, ya que en su lugar operaría el nuevo mecanismo, según los informantes.
La Cancillería liderada por Francisco Bustillo optó por esa vía pese algunas dudas en la interna. Para tomar su decisión, el ministro de Relaciones Exteriores se apoyó en la opinión, entre otros, del embajador en Bruselas, Carlos Pérez del Castillo, y del director general de Mercosur, Enrique Delgado. Ambos habían sido impulsores de esa propuesta también en 2016, cuando asesoraron a Nin Novoa.
La propuesta presentada en 2016 no fue compartida, en su momento, por los cuadros técnicos de Cancillería y del Ministerio de Economía, porque en lugar de simplemente derogar la 32/00 planteaba ese mecanismo de consultas que podía implicar una traba para comenzar las negociaciones de manera individual.
En un artículo publicado en marzo de 2016, después de que Uruguay presentara su borrador, la diaria informó que la idea había sido recibida de manera “tibia” por parte de Argentina y rechazada por Brasil y Paraguay.
Meses más tarde, en una charla organizada en el Parlamento, el entonces subsecretario José Luis Cancela explicó que la propuesta presentada por Uruguay no daba “libertad de acción a los países”, ni significaba “que cada uno sale a hacer lo que quiere cuando quiere”. De hecho, la formulación propuesta entonces dejaba claro que “si cada país no da su aceptación para la firma del acuerdo marco, no se abriría la posibilidad señalada”, sostuvo el vicecanciller.
Desde la adopción de la decisión 32 en 2000, todos los gobiernos uruguayos han intentado —con más o menos ahínco y con mayor o menor éxito— encontrar caminos para escapar a las limitaciones que impone para negociar tratados de libre comercio. Las acciones más exitosas fueron la autorización obtenida por el gobierno del presidente Jorge Batlle para negociar el tratado de libre comercio con México, firmado en 2004, y los anuncios del pasado año respecto a la implementación de mecanismos de velocidades diferenciadas para negociar con Corea del Sur y con Israel, en estrategias desarrolladas aún bajo la dirección de Ernesto Talvi en la Cancillería.
Una mirada a África
En la reunión que mantuvo el 3 de febrero con Bolsonaro, Lacalle Pou le planteó al brasileño la necesidad de “flexibilizar” el Mercosur para que cada país miembro “pueda avanzar” en negociaciones comerciales sin que el bloque ponga trabas, según dijo en la conferencia de prensa posterior.
“Conversamos sobre la posibilidad de flexibilizar para cada país nuestros negocios con otros países”, dijo al respecto Bolsonaro. El canciller brasileño, Ernesto Araújo, agregó que en el próximo encuentro de presidentes se buscará “redinamizar el Mercosur”.
Ayer miércoles Lacalle Pou habló del tema con el presidente de Paraguay, con quien almorzó en la residencia presidencial ubicada en Punta del Este. “Algunos hablarán de flexibilización, otros de elasticidad, otros de distintas velocidades, pero como ustedes saben, en estos 30 años del Mercosur hay que rever lo recorrido, quedarse con lo bueno, impulsar lo mejor. Brasil, Argentina, Paraguay y nosotros en la defensa de Uruguay, que cada uno pueda hacer de este Mercosur un trampolín al mundo y no un corsé”, declaró en una conferencia de prensa posterior. Abdo dijo a su turno que Uruguay y Paraguay enfrentan “desafíos similares en los procesos de integración”, pero no dio más detalles.
La presidencia del bloque regional estará en manos de Argentina hasta mitad de año. En una newsletter que divulgó dos semanas atrás la embajada de ese país en Montevideo, se detalla los objetivos del gobierno de Alberto Fernández en el Mercosur. No hay menciones a la flexibilización y tampoco a China, un país con el que Uruguay quiere avanzar y que ya ha expresado disposición a negociar.
Primero en la lista aparece la incorporación de Bolivia como miembro pleno del bloque. En cuanto a la agenda externa, Argentina detalla cinco objetivos: concluir “las cuestiones técnicas pendientes” con la Unión Europea y con el EFTA; cerrar las negociaciones de un acuerdo con el Líbano y de la profundización del tratado con Israel; iniciar las conversaciones con países de Centroamérica y República Dominicana; continuar las negociaciones ya iniciadas con Canadá, Corea y Singapur y “proponer a los socios iniciar una discusión intrabloque para definir una estrategia para África”.